viernes, 13 de enero de 2012

Crónicas de un asesino

Era ya de tarde y como todas las tardes de aquel verano  solia caminar desde mi instituto hacia mi casa para ahorrar asi dos soles de pasaje, además entre aquel lugar y mi cálido hogar sólo habian unas doce cuadras. Llegué, introducí la llave en la cerradura, giré la llave y abrí la puerta, fui caminando de forma apresurada a mi cuarto y encendí la portatil, me puse a revisar mi facebook cuando de repento apareció una publicación de CAEL BOA LONJA, una publicación, tal vez la mas vergonzosa de mi vida, la rabia, la ira y unos deseos incontrolables de venganza recorrieron mi cuerpo y se apoderaron rápidamente de mi alma; tras esa publicación sólo sentía que la venganza apropiada para aquel echo seria la muerte, pero no una muerte instantanea, sino una lenta, una muy sufrida y dolorosa, solo asi aprenderia la lección aunque ya no estaria más para aplicarla. Entonces llamé a OSWALDO GONDWANA y le pedí porfavor que me lleve a la casa de aquel gordito de CAEL, antes de ir fui al cuarto de mi papá y cogí su Handgun 9mm saqué una caserina extra por si necesitaba mas munición.
Salí a la calle, tome un taxi y fui a casa de OSWALDO quien me diria donde vivia CAEL; cuando llegamos a casa de CAEL, disparé a quemarropa OSWALDO y dando un tiro de gracia entre ceja y ceja al caer al suelo. Toqué el timbre de CAEL  y salió su mamá.

YO: ¿ESTÁ CAEL?
MAMÁ DE CAEL: ¿DEPARTE?
YO: ESO NO LE IMPORTA (MIENTRAS COGIA EL ARMA CON FURIA
MAMÁ DE CAEL: ¿DISCULPA?, NO ME VENGAS A HABLAR ASI, PUEDES RETIRARTE CAEL NO ESTÁ, VET.....antes que termine de decir su última oración le disparé en la cabeza, nada me detendría para concluir mi venganza.

Subí y vi a un joven, alguien de aproximadamente 28 años, no lo pensé dos veces y fui a la cocina de la casa de CAEL, cogí un cuchillo y mientras el estaba en el sillón mirando televisión lo reducí por atrás, y luego  deslizando con fuerza y agilidad el cuchillo por la yugular derramando por todos lados la sangre que no paraba de salir y decorar todo el lúgubre lugar de color rojo.
Entonces oí, oí la risa de CAEL, fui corriendo hacia donde oí la risa, lo vi, lo vi frente al monitor riendose tras haber leido unas tiras cómicas, disparé primero al monitor y luego a sus piernas para que asi no pudiese escapar; el impacto de la bala lo hizo retorcerce de dolor, CAEL no estaba acostumbrado a ese dolor tan duro, siempre habia pasado toda su vida de una manera muy cómoda y con masajeadoras de testículos personales para cada día de la semana; lo tiré al suelo.

YO: ¿TE CREES GRACIOSO?
CAEL: ERA TAN SOLO UNA JODA (MIENTRAS GRITABA)
YO: PARA MI NO EXISTEN LAS BROMAS, O ERES UN SOBABOLAS O JODES.
CAEL: ERA TAN SOLO UNA BROMA CARAJO!
YO: ME IMPORTA UN CARAJO! (LE GRITÉ)
Cogí uno de los alicates que guardaba CAEL con gran recelo en el cajón de la cómoda de su computadora.
YO: PÍDEME DISCULPAS
CAEL: DISCULPA!!YO: QUE TE DISCULPE TU DIOS CONCHETUMARE!
Con el alicaté le arranqué una oreja mientras con una pierna lo pisaba para tener fuerzas.
YO: DISCULPATE!
CAEL : DISCULPA!!!!!!!!!!!!
YO: QUE TE DISCULPE TU DIOS CONCHETUMARE!
Di una patada tan fuerte en los testículos a CAEL, que no sabia si llorar o desmallarse.
YO: ¿QUIERES QUE TE DISCULPE?
CAEL: VETE AL INFIERNO!!!!
YO: IRÉ, PERO DESPUÉS QUE TU!
Entonces le disparé en el brazo derecho, cogí un martillo del mismo lugar donde se encontraba el alicate.
YO: VEAMOS SI TIENES REFLEJOS.
Reuní fuerzas y empezé a golpear su gordo y ceboso cuerpo con el martillo, ya no gritaba pero seguia vivo porque oia sus latidos; fui a la cocina y cogí un cuchillo, era el mas grande y el mas filoso de esa cocina, subí de nuevo.
YO: SIEMPRE QUIZE DISECAR UN CERDO.

Hize un corte horizontal de hombro a hombro, uno vertical del cuello hasta mas abajo de su ombligo y otro horizontal de la entrepierna a la otra; con mis manos arranqué su piel, no habia cortado por completo porque podia observar que los músculos seguian enteros, cogí el cuchillo y terminé de hacer unos cortes, CAEL, se empezó a levantar y continuaba gritando, cogí el martillo y en desesperación lo estrellé contra su craneo, continué revisando sus entrañas y su corazón aún latia, entonces lo arranqué, lo arranqué cual carnicero desmenuza un pollo; y  luego disparé 6 veces a su craneo para que no siga sufriendo.
Reuní los cuerpos y los senté en las sillas, me puse a conversar con ellos mientras preparaba un delicioso lomo saltado, entonces llegó la policía, no me hicieron nada y solo me veian como comia junto a los cadáveres. Desde ese día vivo entre 4 paredes blancas, me visitan algunos amigos y algunos familiares.